jueves, 30 de abril de 2009

Sobre Time (Pynk Floyd)

La lluvia caía al otro lado del mundo. Nosotros éramos distintos y la vida tenía un abanico de posibilidades. Solo podíamos entender plenamente que el humo de la marihuana nos quisiera raptar. Pink Floyd nos daba unos consejos de auténtico gurú con su Dark Side of the moon, lel lado oscuro de la misma luna que debía andar perdida en el cielo. Hoy no sabíamos nada de ella…
Pero estaba, la sentíamos y habría quien intentara acariciarla. Quizá en otras buhardillas, parejas cariñosas habrían terminado de hacer el amor. Las sábanas revueltas y un tálamo blanco como un barco que flotaba por el arcoíris. Y tú en otro infinito acurrucada como una amapola húmeda.
También poetas con pilones de hojas. Papel mojado y botellas semivacías de algún ron de la Habana. Ese violinista del segundo, despeinado y con la ropa raída había roto en una esquina su violín y abajo un viejo demacrado pedía con la mano extendida a ritmo de parkinson.
Pero esto era otra cosa. Lo de aquí dentro lo evocaba todo y no alcanzaba a nada.
La droga nos hace YING. Nos ata a la tierra, nos hace parte de ella nos une a la madre. Y después nos ansía para unirnos al Yang en sagrada comunión, allá en lo etéreo de las alturas.
El tiempo era mientras tanto como un compañero de viaje al que no prestábamos atención. Le reconocemos cerca, quizá en el mismo camarote, pero nunca es lo suficientemente importante como para que le miremos a los ojos y nos comprometa. Y nos recuerde o nos increpe. Y es que somos homicidas. No tenemos nada mejor que hacer que degollar a la prisa y sus vanos intentos de amargarnos el momento. Ah, hay aquí un sillón y alfombras e incienso, hay un desorden catastrófico y maravilloso con botes de cerveza aplastados y comida china reseca. Y ahora una melancolía que resbala por los cristales como diciéndonos, sabeís lo que fuisteis ¡madre mía! Que grande era el campo hace apenas unos años y como de infinitas las carreteras y el horizonte, accesible. Pero mira, dejemos que el tocadiscos siga sonando ya que hemos elegido oír el vinilo con su sonido sucio para darnos cuenta de que hay algo mas, y que toda esta maldita higiene y el sonido aséptico de los CD´s no es sino un rasgo mas de la decadencia de estos años dosmil sin esperanzas y atroces, paralizantes como una esclerosis. La generación sin oportunidades que mira documentales del Woodstock y añora lo que nunca vivió, y los discursos de la guerra civil y a ese Sid Vicius pegando tiros a la burguesía británica. Creo que todo lo que viene ahora es una nausea del exceso de drogas y un recóndito sentimiento desde las costillas me invita a pensar que si asomo la cabeza por la ventana el horizonte va a ser blanco y púrpura, los montes negros e infestados de cruces y un asfalto omnipotente lo envuelve todo. Esqueletos alados sobrevuelan el cielo. No va a haber nada, quizá unos cuervos graznen y unas campanas revienten el aire. No se si reirme o llorar cuando veo desde mi silloncito en posición horizontal desgajarse el techo y agrietarse, y temblar la tierra como si este fuera el último día del mundo sin oportunidades

No hay comentarios:

Publicar un comentario

lunares