miércoles, 30 de septiembre de 2009

Distancia

No entiendo el por qué, el leísmo, las piedras que hablan, las bicicletas inútiles en unas cuestas interminables. No puedo llegar a comprender que yo esté lejos cuando estoy cerca, que esté alegre cuando estoy triste, que esté aquí y allí y en todas partes como si fuese una diosa griega, autóctona, exótica. Inestabilidad crónica que me derrite con el sol y me congela con el viento que sopla por las noches desde mi ventana. Otras caras me despertarán por la mañana para decirme lo mismo: Bienvenida a tu camino interminable, a tu calle sin salida, a tu oportunidad nula, a tu fracaso o a tu victoria. Todo está en tus manos. Todo pende de un hilo. Todo y absolutamente todo cambia en menos de un segundo.


Ya.